Gestos que no necesitan muchas palabras
Un gesto es una acción, es una intención.
Los gestos conducen a la comprensión de lo que a veces es difícil expresar con palabras.
Los gestos son comportamientos, son elecciones, son actos, son momentos.
Los gestos, aquellos que van más allá del movimiento de las manos, los gestos que van más allá de la practicidad técnica que te permite desenroscar la tapa de un frasco, son esos gestos naturales, espontáneos, humanos, de los que hablamos, esos gestos que no necesitan muchas palabras.
Un gesto de amor que nutre
Una madre que amamanta a su bebé, sea niña o niño. Es el gesto más instintivo, natural y amoroso que Dios ha permitido que ocurra en esta Tierra. Es un gesto que nutre no sólo el cuerpo, sino también la mente.
Dejamos a los expertos la tarea de profundizar en el tema, pero es indudable que la lista de todos los beneficios físicos y mentales que conlleva este gesto de amor es numerosa.
Lactancia: un gesto que hace bien
Para el recién nacido o la recién nacida:
- establecimiento de un fuerte vínculo emocional y de confianza con la madre
- alto porcentaje de inmunización frente a alergias, infecciones, trastornos gastrointestinales y reducción de la incidencia de enfermedades infecciosas
- correcta formación del microbiota
- correcto desarrollo del cerebro
Para la madre:
- establecer un fuerte vínculo emocional y de confianza con su hija o su hijo
- aumento de la confianza en sí misma
- reducción del riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares y osteoporosis
La lista será sin duda más larga que la que se acaba de elaborar; los interesados podrán recurrir, si lo desean, a fuentes específicas, por lo tanto, más exhaustivas y detalladas.
Effetto Silenzio de la lactancia
Hay muchas cosas que decir sobre este gesto, instintivo y natural, amoroso y poderoso, pero no es necesario decir nada.
Quienes están atravesando esta etapa de la vida quizás no necesiten conocer los beneficios y el valor de la lactancia. Es un gesto de amor instintivo y natural, y sin embargo, no se puede dejar de percibir su magia, su singularidad y su potencia.
Lo que se crea durante la lactancia va más allá de lo voluntario y, sin embargo, la intención divina es evidente, la percepción de las emociones que se viven es una experiencia que huele a milagro y bendición, y si captas el efecto de este gesto, lo buscas, lo reconoces, se vuelve aún más auténtico.
Gesto entre madre e hijos
La lista de los gestos más amorosos es larga, afortunadamente para la humanidad. En los párrafos anteriores se habló de la lactancia, un gesto de amor natural, un gesto que encierra un proyecto. Un gesto que nutre, acoge, crea y recoge. La relación entre madre e hijos es la matriz o tal vez lo es la intención, y así se crea la relación, el equilibrio emocional recíproco.

Gesto de amor y corazón melancólico
Amor y melancolía, dos sustantivos que al verlos juntos evocan escenarios sin un final feliz. Quizás sea así.
¿Cuándo un gesto de amor se cubre con un velo de melancolía? Cuando uno siente que el amor no es suficiente, cuando uno pasa por el dolor y el sufrimiento. Sin embargo, si uno quita ese velo, algo permanece, ese gesto permanece.
De repente…
Todo empieza con un gesto: la cuchara en el bolsillo de la chaqueta, la bufanda en la nevera… para cada uno es diferente. Luego se pasa a los nombres: de repente ya no te llamas Mario, sino “chico guapo” y te encuentras escuchando las quejas de una madre que no entiende por qué su hijo nunca va a visitarla.
Contra natura
Quizás la parte más difícil es aceptar el intercambio de roles: de hijo te conviertes en padre, de hija te conviertes en madre, quizá no tengas hijos, quizá los tengas y es aún más difícil. En cualquier caso, no estás preparado/a porque eres hijo/a de tus padres y no al revés, al menos en esta vida. De repente, tu punto de referencia falta, la soledad te asalta, aunque tengas hermanos y hermanas.
Una nueva condición de vida que condiciona las vidas
Cuidar a un enfermo o una enferma de Alzheimer no es fácil, el pozo de energía física y mental debe estar siempre lleno, al igual que el de las finanzas. Ahora bien, no nos ocuparemos de todos los aspectos que este tema sugiere, existen organizaciones y sitios especializados que pueden proporcionar ayuda concreta y apoyo adecuado para aquellos que se enfrentan a estas circunstancias de la vida.
Un gesto que cura
Lo que importa es ese gesto de amor, de un hijo o una hija que se ven obligados a ser los padres de sus padres. Asistir personalmente a un padre con demencia senil o enfermo de Alzheimer requiere equilibrio, te lleva a recurrir a la oración, es un gesto silencioso que no necesita muchas palabras para ser contado.
Gesto valioso
Mientras enfrentas la situación buscas la fuerza, pero el sufrimiento que se refleja en tus ojos hace que todo se vuelva pesado, un lastre atrapado en tu corazón, que tendrá dificultades para desprenderse incluso cuando todo haya terminado. La impotencia avanza y la imagen que ves claramente frente a ti no puedes aceptarla.
Gesto boomerang
En un cierto momento te darás cuenta de que el gesto de cuidar a tu mamá o a tu papá, enfermos de Alzheimer, no iba en una sola dirección, sino que regresaba, en cada instante, incluso cuando no te dabas cuenta.
Si te detienes en ese gesto de amor, en ese momento en el que sus ojos estaban fijos en ti mientras te agachabas para darle un beso de buenas noches o cuando le ayudabas a ponerse los calcetines y permanecías en silencio escuchando, lo entiendes.
Sucede después, después de mucho tiempo, tal vez nunca lo entiendas, tal vez no te sirva de nada entenderlo, tal vez nunca te interese entenderlo y está bien así.
Está bien.